
De padre italiano y madre argentina, nacida en Roma, Italia, en noviembre de 1940.
Siendo muy joven y bajo la tutela de Giovanni Melarangelo y Clorindo Testa, realizó sus primeras exposiciones en Italia y Argentina.
En los 60, formó parte de esa juventud que, entre amores y pasiones, frecuentó y trabajó en el Instituto Di Tella. Se acercó a la danza, en busca de nuevas formas expresivas. Buscó conectar con otro tipo de manifestación del color y el movimiento y así se dedicó también al vestuario y la escenografía en el ámbito del cine, el teatro y la publicidad.
Trabajó en varios de los títulos de los Cuentos de Polidoro, que fue la primera colección infantil publicada por el Centro Editor de América Latina en 1967, con la dirección primero de Beatríz Ferro, y luego de Susana Behamonde.
Goia también elaboró la colección “El mundo encantado de los cuentacuentos”, que fue un gran éxito entre los lectores infantiles, que al igual que los Cuentos de Polidoro, contaban con un enfoque original en la ilustración y el diseño.
Durante 30 años, grandes personajes llevaron sus creaciones de espíritu vanguardista. Obras junto a Tato Bores, Susana Rinaldi, Roberto Carnaghi, Soledad Silveyra, Nacha Guevara, Pepito Cibrián, Oscar Martínez, Marilú Marini, Ana María Picchio, Hugo Midón, Juan Lepes, Leopoldo Torre Nilsson, Ernesto Mallo, Cecilia Rosetto, fueron algunas de las figuras con las que trabajé.
Al igual que muchos otros artistas e intelectuales de la época, también sufrió lo siniestro y oscuro de los años 70 que dejaron una marca imborrable en parte de su obra.
Ya de regreso a Italia, se volcó completa y definitivamente a la pintura, el dibujo y la exploración de nuevas técnicas que le permitieron sublimar la idea de locura.