
Nació en Argentina en 1931. Vivió en Estados Unidos cuando era chica, volvió a la Argentina, después fue permanentemente. Emigró a Suiza, se casó, iba y venía. Es uno de los secretos mejor guardados del dibujo argentino.
Su obra es difícil de reunir porque ha sido desplegada por lugares inhóspitos. Se ha caracterizado por ilustrar libros, ya sea en tapas o en su interior. Sus dibujos están enlazados a la infancia de miles de niños que hoy ya son adultos.
En argentina fue a una academia, la del profesor Puig, donde, además de animales, aprendería a pintar retratos. Por su estilo, es fácil de reconocer. Animales graciosos, sonrientes o preocupados, niños rechonchos y pecosos con sus clásicas vestimentas; colores pastel, la luminosidad como perspectiva y una nostalgia al siglo XX que se vuelve insoslayable. Precursora del arte de tapa en los libros para los más chicos, publicó sus primeros dibujos en 1956, en El diario de mi amiga, una colección de cuentos de la editorial Abril. Esa era la época, tiempos postperonistas que se negaban a dejar la impronta paternalista del arte, ese abrazo a las generaciones nacientes: el futuro es de los niños.
Su familia marcó su inevitable su futuro de artista. Su abuelo fue Rafael Obligado, el poeta del Paraná, parte de la Generación del 80, fundador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, también es prima de la escritora Clara Obligado e hija del escritor Jorge Obligado.
Falleció en el año 2021.