
Marcelo Antonio Tulio Lovato nació en Buenos Aires en 1915. Fue un destacado estudiante de ingeniería pero, apasionado por el dibujo y la pintura, finalmente se dedicó de lleno a estas actividades.
A comienzos de la década del ’40, Dante Quinterno tenía entre sus proyectos la realización de dibujos animados. Para ello, contrató a dibujantes de gran capacidad, entre los que se encontraba el propio Lovato. Allí Tulio se convierte en director y supervisor de la tarea de los dibujantes animadores dedicados a la concreción de la película Upa en Apuros. Además, Quinterno le confía tanto las tiras de Patoruzú en el diario “El Mundo” como las páginas del indio en la revista semanal. Como lo explica Miguel Dao en su blog… “Es así como, ya desde fines de 1940, Quinterno introduce a Lovato como colaborador en las andanzas del indio, dejándolas exclusivamente a su cargo a mediados del ’41. En tanto que Lovato las dibuja hasta principios del ’44, con una última intervención en mayo de ese año”.
Cuando Dante decidió crear el semanario Patoruzito, Lovato pasó de Patoruzú a esta nueva revista. La experiencia adquirida en la editorial más su notable sensibilidad le permitieron desarrollar en su totalidad las aventuras del pequeño cacique. Comentan Trillo y Saccomanno:
“Lovato fue generando un mundo transparente, idílico, en el que Patoruzito, el Bueno, resolvía los problemas más difíciles con una sonrisa que lo acompañaba en más de un cincuenta por ciento de los cuadritos”.
Si bien con esta tarea y la de reemplazar a Quinterno en los dibujos de Patoruzú ya se estaba ganando un lugar de privilegio entre los grandes dibujantes humorísticos, no fue suficiente para él debido a que también brilló en la historieta seria, como el autor integral de Rinkel, el Ballenero, una aventura de barcos en los mares del sur. Volvamos a las palabras de Trillo y Saccomanno:
“Curioso caso de ‘doble personalidad’ el de Tulio Lovato, que dibujaba Patoruzito, hacía el lápiz del indio y creaba una maravillosa historia propia, dramática, seria, con innegable fuerza y resuelta con impecable vigor”.
Los logros de Tulio no terminan aquí: participó con sus dibujos en campañas publicitarias, fue ilustrador en diversas publicaciones y un especialista - dentro de la pintura – en la creación de ‘marinas’.
Más tarde, a comienzos de los ’70, gracias a sus conocimientos de animación, organizó un estudio de dibujo animado publicitario.
Tras su fallecimiento en 1979, el creador de Patoruzú expresó que este desenlace...
“significó la amputación del brazo y la pierna derechos de nuestra empresa”. No podría existir una afirmación más acertada: se trató de un gran dibujante que fue admirado y reconocido por todos sus colegas.
Fuente: http://sonrisasargentinas.blogspot.com/2012/06/patoruzito-primera-historia-ii-mirco.html