José Luis Salinas / Hernán el corsario y Cisco Kid

Hernán el corsario

En 1936, Dante Quinterno le pidió una historieta de piratas, cuyo protagonista fuera un joven, con el fin de competir con Quique, el niño pirata, de Luis Cazeneuve, que salía en el diario El Mundo. El resultado fue Hernán el corsario, que apareció hasta 1942, en el mensuario Patoruzú, con un intervalo desde el 15 de marzo de 1938 al 18 de marzo de 1940, debido que la revista primero pasó a quincenal y luego a semanal y el dibujante necesitaba adaptarse a esa nueva modalidad de trabajo y acumular material para publicar.
Hernán el corsario es una historieta plena de movimiento y de acción, y muy cinematográfica por su ritmo, sus ángulos y enfoques. Sorprende su pericia técnica, el uso del negro pleno, los grises a pincel seco, el plumeado a rayas, la notable composición de página y la planificación. En la lucha del protagonista contra el pez martillo evoca por su calidad al nombrado título de Raymond, cuando su rubio héroe combate contra un pulpo. Salinas ya posee un dominio total de todas las facetas del dibujo, no sólo de la historieta. Asombra cómo maneja la perspectiva, sobre todo en las tomas en picada. Tanto el mar como los barcos constituyen primores de belleza. Otro de sus méritos es el maravilloso registro de la fauna de la selva. Sin dudas, se está ante un ilustrador de la talla de Charles Dana Gibson. La serie transmite exaltación y alegría, propias de las clásicas novelas de aventuras.

Cisco Kid



Cisco Kid se publicó en 360 diarios de todo el mundo, y Salinas lo dibujó hasta el año 1968 (con algunas colaboraciones de su hijo Alberto Salinas). En Argentina se publicó en el diario La Razón y en la revista Patoruzito, adaptada por Leonardo Wadel.
Al abordar el estudio de los diferentes tipos de líneas empleadas en el dibujo de historietas, Enrique Lipszyc dirá de su estilo
«El trazo de José Luis Salinas es virtuoso, cálido y seguro. La línea de pincel, llena de matices, es lograda con absoluta soltura y demuestra su perfecto dominio de ese material.»

José Luis Salinas

José Luis Salinas, (Buenos Aires 11 de febrero de 1908 – ibíd. 10 de enero de 1985) fue un historietista argentino. Sus obras más representativas fueron Hernán el corsario y Cisco Kid; esta última tuvo una distribución en 360 diarios del mundo. En 1976 recibe el premio Yellow Kid por su extensa trayectoria.

Primeros trabajos de Salinas

Salinas era autodidacta, no habiendo cursado estudios de dibujo, salvo los obligatorios de los tres primeros años de bachiller.
En el año 1929, y luego de una fugaz incursión en “Páginas de Columba” y en “El Tony”, empezó a trabajar para la publicidad. En el año 1936, publicó en la revista Patoruzú su primera producción en trabajo de historieta. Salinas dibujo y escribió Hernán el Corsario, con singular dedicación.
Luego, fue llamado a realizar para la revista El Hogar (1937), una página semanal titulada Las Grandes Novelas de Aventuras, donde adaptó a autores como Alejandro Dumas, H. Rider Haggard, la baronesa de Orczy, Emilio Salgari, etc.
Posteriormente se dedicaría de lleno a la ilustración, con diferentes temáticas como uniformes militares, ropajes antiguos y diferentes personajes literarios, los cuales pudieron ser admirados en la revista «Anteojito» y otras publicaciones de García Ferré.

Legado y técnica

José Luis Salinas se convirtió en un autor de enorme reconocimiento internacional. En 1976 recibió el premio Yellow Kid por su trayectoria, el más prestigioso del mundo, en Lucca XII. Para el teórico Oscar Masotta, es el más impresionante de los cuatro grandes dibujantes clásicos de la historieta argentina: sus planos generales abiertos, los matices de grises obtenidos con los finos trazados de una pluma jamás igualada, cuya calidad, se ha dicho, supera a la de Alex Raymond.3
Sintió un profundo cariño por los animales, y una especie de chifladura por los uniformes militares, cuyos temas abordaba y realizaba con verdadero entusiasmo y honradez. Adoraba la buena música, gustaba de los deportes. Tuvo, sin ser profesor, un único alumno: su hijo Alberto, quien recibió sus enseñanzas no imponiéndole frenos ni ataduras, que pudieran entorpecer su personal interpretación.
En 2009 participa con un original del su tira cómica «Ellos» que realizara para la revista Patoruzú; en la muestra «Bicentenario: 200 años de Humor Gráfico» que el Museo del Dibujo y la Ilustración realiza en el Museo Eduardo Sívori de Buenos Aires, homenajeando a los más importantes creadores del Humor Gráfico en Argentina a través de su historia.

El procedimiento para emprender estas adaptaciones era completamente original. Primero Salinas elegía los títulos y luego las escenas que consideraba más destacadas para dibujarlas. Entregaba estos trabajos al crítico literario José de España, que se encargaba de los guiones. Por supuesto que prevalecía la impronta gráfica sobre la escritura, que solía ser demasiado extensa.
Hernán el corsario había hecho alardes de agrupar numerosos personajes en una viñeta: en El Capitán Tormenta el dibujante repite esa hazaña. Miguel Strogoff se destaca por la sabia utilización del gris, de las siluetas negras y de los encuadres en picada. Y resaltan esos jinetes tártaros, que, al galope, blanden sus espadas. En la Costa de Marfil y El libro de la Selva (su historieta preferida), la desmesura del follaje selvático y de los animales salvajes resultan propicios para que el arte de Salinas vuele a sus anchas. A tramos los cuadritos se exhiben imponentes y cargados de exotismo. Abundan las logradas escenas de luchas cuerpo a cuerpo como en El último de los mohicanos, en el cual su clasicismo adquiere frescura y espontaneidad al dejar en blanco parte de varios cuadritos. En La Pimpinela Escarlata su grafismo es mucho más contenido, como respondiendo a las pautas de una novela en la cual se imponen los interiores.

Alumnas
Brieva Laura
Arrighi Mercedes