Landrú °2 (Juan Carlos Colombres)

 

Juan Carlos Colombres, popularmente conocido por su seudónimo Landrú (19 de enero de 1923, Buenos Aires) es un humorista argentino caracterizado por sus ironías sociopolíticas en las cuales incluye la caricatura tanto gráfica como textual.
Juan Carlos Colombres nació en 1923 en la ciudad de Buenos Aires y dentro del seno de una familia aristocrática procedente de Tucumán, prácticamente es integrante de la misma generación constituida por otros grandes humoristas argentinos: el mendocino Quino, el cordobés Lorenzo Amengual, Guillermo Mordillo, Miguel Brascó, Copi, Lang, Oscar Conti (Oski), así como el dibujante uruguayo radicado en Buenos Aires Hermenegildo Sábat.
Sus primeros dibujos los firmó como JC.Colombres, siguió firmando como J.C. y posteriormente elige el seudónimo Landrú porque el humorista Faruk le asemeja físicamente con el célebre asesino serial de mujeres francés Henri Désiré Landru.1 este apodo fue adoptado, según contó a una revista porque nació el día en que guillotinaron en Francia al asesino Landrú.
La obra de Juan Carlos Colombres „Landrú“ se caracteriza por una elaborada burla a ciertos modos masificados de „pensar“ característicos de la sociedad argentina del siglo XX y de lo que va del presente siglo, su burla es básicamente una ironía a la vez sutil y descarnada en la cual critica a todos los niveles sociales, para ello ha creado una serie de personajes paradigmáticos: „Tía Vicenta“, „El Señor Porcel“, „El Señor Cateura“ (un sujeto procedente de un nivel humilde que pretende a toda costa el ascenso económico y quiere aparentar un elevado nivel cultural, para „educar“ a su pequeño hijo le propina feroces tratos y mezcla insultos correspondientes a diferentes sociolectos), „Rogelio el hombre que pensaba demasiado“ (un paranoico que representa los temores de la burguesía), „María Belén y Alejandra“ (dos jóvenes de alto poder adquisitivo pero patética y grotéscamente frívolas). Este humor escrito se ve enriquecido por la erudición que caracteriza a Colombres, lo que le permite utilizar diversos niveles de escritura o recurrir a los arcaísmos, a esto se suma un profundo y exhaustivo conocimiento de la realidad política nacional e internacional.